Después de electrocutarse, nuestro cuerpo esencialmente trata de volver al estado de homeostasis, tratando de alcanzar la normalidad que estaba presente anteriormente.
Esto principalmente implica la curación de heridas sostenidas a los tejidos.
La corriente eléctrica principalmente daña el cuerpo de dos maneras:
1. La energía eléctrica que interrumpe el sistema de conducción cardíaca del corazón y
2. Las quemaduras sostenidas debido a su energía térmica.
La interrupción en las vías de conducción cardíaca puede ser temporal, lo que podría conducir a su restauración inmediata después de la electrocución, o pueden ser permanentes, requiriendo tratamiento farmacológico o la implantación de un marcapasos.
Nuestros huesos sirven como vías de conducción para la corriente eléctrica, pero no son eficientes. Como resultado, también se produce mucho calor, lo que provoca quemaduras. Si las quemaduras no son extensas, y solo superficiales, pueden sanar con fibrosis o tejido cicatricial. Si son más profundos y extensos, requerirán tratamiento quirúrgico y posiblemente también injertos.
La extensión del daño y la consiguiente mortalidad es directamente proporcional a la cantidad de corriente eléctrica que ha pasado a través del cuerpo.
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Entonces, si desea experimentar para validar mi respuesta, trate de no aferrarse a un cable de alta tensión. 😉