Ellos no.
Los músculos trabajan contrayéndose (acortándose) y relajándose (alargándose hasta el tamaño de reposo).
Sin embargo, solo los músculos esqueléticos “necesitan” estar unidos a los huesos para poder funcionar.
El corazón humano (compuesto en su totalidad por el músculo cardíaco) no tiene un vínculo interno con el hueso y aún puede circular la sangre por todo el cuerpo con solo apretarse sobre sí mismo.
Lo mismo ocurre con el músculo liso que se encuentra en lugares como el intestino y los vasos sanguíneos. El músculo liso a menudo no tiene una conexión directa con el hueso. Los intestinos, por ejemplo, usan contracciones rítmicas del músculo liso para exprimir comida y desechos en una dirección fuera del cuerpo. Pueden funcionar incluso si los quita del cuerpo y los estimula adecuadamente. De manera similar, las arterias usan músculos lisos para aumentar o disminuir su diámetro a fin de regular el flujo sanguíneo a diferentes áreas del cuerpo.
Los músculos también funcionan en otros animales sin huesos. Los invertebrados, como las lombrices, usan músculos circulares y longitudinales para excavar en la tierra. Los tiburones no tienen huesos (solo cartílago) y aún tienen músculos muy poderosos para nadar.