Depende de ti.
Estas son las elecciones que terminan convirtiéndote en la persona que eres.
¿Hay un punto en ser amargo? ¿Podrías haber evitado ese dolor? ¿Su sufrimiento vale más que el sufrimiento de los demás? ¿Te gusta esta nueva persona mezquina en la que te has convertido?
Si no te gusta, solo detente.
No te convertirás en la persona más alegre del mundo de la noche a la mañana, pero ser malo con las personas porque has sufrido es solo propagar el sufrimiento.
Experimentó ese sufrimiento porque alguien más hizo la misma elección de propagarlo, en lugar de detenerlo.