Las bacterias, independientemente de su ubicación en el árbol evolutivo, tienen un circuito de detección altamente evolucionado para responder a sus entornos. Se podría pensar que cada bacteria tiene rastreadores altamente selectivos en su membrana y fuera de la célula. Cuando esos rastreadores obtienen un olor a algo que las bacterias pueden comer, o necesitan protegerse, notifican a las bacterias. La mayoría de estos sniffers son proteínas excretadas y receptores de superficie.
También las bacterias pueden determinar cuántas otras bacterias y qué tipos hay alrededor al olfatear los químicos que los rodean. Con esta información, son empujados a decidir su próximo movimiento. En un entorno hostil, podrían entrar en un estado de tipo de hibernación. Cuando la comida es abundante, pueden acelerar la alimentación y la reproducción.