Los macronutrientes no ingresan físicamente en su torrente sanguíneo. Las concentraciones sanguíneas de líquidos, azúcares, sales, minerales, etc. están finamente ajustadas de acuerdo con la química del cerebro y la constante retroalimentación entre el cerebro, el sistema respiratorio y los órganos digestivos.
Si las concentraciones de micronutrientes cambian en algunas décimas del uno por ciento, hay consecuencias físicas notables. Por ejemplo, un cambio de concentración de azúcar en la sangre de un décimo de un por ciento lo pondrá bastante enfermo. Si el pH de su sangre cambia en 0.1 (recuerde, esta es una escala logarítmica), puede enfermarse gravemente.
En el caso de la leucemia, la sangre es algo “más delgada” en cuanto a que el volumen de plasma aumenta en relación con la cantidad de glóbulos rojos. Pero esto también tiene síntomas bastante drásticos. Y está controlado por el cerebro, no por lo que has consumido.