Probablemente nada más que hacerte sentir un poco insensible al olor.
Aunque depende de lo que quiere decir con “demasiado”. La orina del gato (la mayoría de la orina) contiene amoníaco. Grandes cantidades de orina de gato que no se limpian, ya sea en una caja de arena o no, pueden comenzar a emitir cantidades bastante grandes de amoníaco. El amoníaco gaseoso es irritante y puede inflamar las membranas mucosas de la nariz, la garganta y los pulmones. En condiciones extremadamente insalubres podría haber suficiente amoníaco para causar daño a los pulmones, pero esto sería en casos extremos.
Las personas con asma u otras afecciones respiratorias pueden ser más susceptibles al amoníaco.
