El aliento de mi maestro de tercer grado. Olía a pedos de cerveza rancia de mi padre de un binger de toda la noche mezclado con café y listerine.
Odiaba equivocarme las tablas de multiplicar. Esto usualmente significaba un espacio cerrado y yo trataba de no desmayarme.
Ella finalmente tuvo una reunión con mis padres acerca de mi aprensión cuando ella estaba cerca. Simplemente fui con eso y no tuve corazón para decirles que era solo un mecanismo de supervivencia.
Años más tarde descubrí que ella era una alcohólica encerrada.