¿Por qué la célula no puede multiplicarse rápidamente en las edades antiguas?

Puede, y cuando esto sucede lo llamamos cáncer. La senescencia celular, la propiedad de las células que hace que dejen de dividirse después de cierto número de divisiones, es en realidad una adaptación evolutiva destinada a evitar que esto ocurra. Cada vez que una célula se divide, comete errores, que se manifiestan como mutaciones en el genoma. Se realizan un promedio de 2 a 3 errores sin corregir cada vez que una de sus celdas se divide. A medida que se acumulan más y más de estas mutaciones, la posibilidad de producir una célula cancerosa aumenta, por lo que cuantas más divisiones atraviesa una célula, mayor es la probabilidad de que una de esas divisiones produzca una línea celular cancerosa. La senescencia es una forma de evitar que las células acumulen tantas mutaciones que se vuelvan cancerosas. Por supuesto, no siempre funciona, pero si las células continuaran dividiéndose para siempre, el cáncer sería casi inevitable y no solo una posibilidad. Esta es la razón por la que los carcinomas, los cánceres de tejidos epiteliales como la piel y los revestimientos de los órganos, son mucho más comunes que los sarcomas, los cánceres de los tejidos del mesodermo, como los huesos y los músculos. Las células epiteliales continúan dividiéndose a lo largo de la vida de una persona, mientras que los tejidos mesodermo dejan de dividirse una vez que una persona alcanza la madurez. Esto significa que hay menos tiempo para que se acumulen las mutaciones y una menor probabilidad de cáncer.