La respuesta corta es: no los necesitamos sobre nuestros hombros.
Las uñas de las manos y los pies añaden una especie de estabilidad a los extremos de los dedos de las manos y pies que no es necesaria para los hombros. Nos ayudan (es decir, criaturas que tienen uñas o garras) a manipular objetos, a defendernos, a trepar a los árboles, incluso a caminar.