En estos años iniciales posteriores al mapeo del genoma humano, hay más información todos los días, sin duda hay cientos o miles, algunas características son bastante definitivas, como los atributos físicos como el sexo, el color de los ojos, la mezcla racial, las enfermedades hereditarias. También hay muchos atributos probables (tendencia hacia un cáncer específico en ciertos entornos físicos futuros y cofactores de salud, etc.). Pero, muchos son simplemente indicadores que pueden apuntar a probabilidades que son tan fuertemente afectadas por la crianza (tener el gen psicópata no necesariamente indica un asesino en serie si la crianza excelente supera los problemas psicológicos).
Lo que es más interesante acerca de tener cientos de miles de marcadores conocidos aislados para un feto en particular es lo que todavía no podemos saber, actualmente. ¿Este feto se convertirá en alguien que escoge un campo de estudio particular, o lo supera en su carrera, o resuelve un enigma tecnológico que salva a la humanidad, o se convierte en un asesino en serie, o incluso experimenta el amor? Todavía hay un hermoso misterio sobre cada uno de nosotros.
Eventualmente, ya sea que tome cien años o mil años, probablemente descubramos miles, sino miles de enlaces genéticos adicionales, incluyendo una gran variedad de tendencias relacionadas con la salud que podrían permitir una extensión de vida mucho mayor, y descubriremos solo tantos que van hacia “habilidades” determinadas por el cerebro; y quizás respondan a la pregunta de si el ADN puede transformarse durante la vida basada en el aprendizaje prepubescente versus la mutación, pero, sospecho que siempre habrá más variación en nuestras vidas que resulte de la crianza, convirtiendo a cada uno en un misterio.
