Antes del descubrimiento del oxígeno, la mayoría de las culturas pensaban en el aire como el viento.
Fue concebido como un solo gas que se movía dentro y fuera del cuerpo durante la respiración. La gente sabía que la respiración era vital para la vida de alguna manera porque las personas muertas no respiraban.
Todas las culturas reconocieron cosas en su entorno que podrían contaminar el aire y dificultar la respiración como los incendios, y aquellos que vivían cerca de las montañas aprendieron que respirar también era difícil a gran altura.
Muchas culturas incluso usan el humo para deliberadamente “endulzar” el aire en ceremonias religiosas (por ejemplo, incienso)
