Una contusión ósea es un hematoma profundo que afecta una sección del tejido óseo. La mayoría de las contusiones son el resultado de lesiones directas, como caídas o impactos repentinos durante los deportes. Los moretones en los huesos suelen ser muy dolorosos y los síntomas persistentes pueden durar varios meses después de las lesiones, especialmente cuando ocurren cerca de los extremos de las articulaciones, donde también se dañan los ligamentos y el cartílago. El tratamiento para una contusión ósea depende de la ubicación y la gravedad de los síntomas, pero a la mayoría de los pacientes se les administran analgésicos y se les ordena descansar lo suficiente para promover una curación más rápida.
Existen varias clasificaciones diferentes de contusiones óseas, pero todas involucran daño directo a un hueso que en realidad no causa una fractura. Una contusión ósea puede ser tan dolorosa como una fractura, sin embargo, y tomar aproximadamente la misma cantidad de tiempo para sanar. La mayoría de las contusiones ocurren en las articulaciones, y los hematomas son especialmente comunes en la rodilla, la cadera, el codo, el tobillo y la muñeca. Una caída, un golpe o una parada repentina o un giro pueden ejercer suficiente presión sobre una articulación para rasgar el tejido del cartílago y dañar el hueso subyacente. Los atletas que practican deportes de contacto y las personas mayores con afecciones que debilitan los huesos, como la osteoporosis, corren el mayor riesgo de sufrir una lesión que provoque una grave hematoma en los huesos.