Alguien hizo algunos experimentos con esto hace mucho tiempo, usando un equipo que volcó su campo de visión para que estuviera boca abajo. Después de unos días, su cerebro se adaptó, no volteando lo que estaba viendo hacia arriba, sino cambiando sus expectativas de dónde estarían las cosas y en qué dirección se moverían (por ejemplo, las cosas caían “arriba” en lugar de hacia abajo) para que él podría reaccionar en consecuencia.
Los experimentos muestran que nos ajustamos rápidamente a ver todo al revés