Cuando hablamos de tecnologías de mejora humana, hay tres “límites máximos” con los que debemos preocuparnos:
- Personal: límites individuales basados en la fisiología individual, como la estructura ósea, los niveles de hormonas y otros factores
- Biológico: límites universales basados en las cualidades físicas del tejido orgánico
- Físico: límites universales basados en las leyes de la física
Los límites personales son los más fáciles de romper. Estos requieren una simple modificación quirúrgica y química del cuerpo.
Los límites biológicos son el extremo superior de lo que es posible con ingeniería genética, tejidos cultivados y similares. Esto es lo que obtienes cuando inyectas los genes que gobiernan la densidad muscular en reptiles en tu propio tejido muscular clonado y lo crecen en cubas. Romper estos límites implica reemplazar los tejidos orgánicos con partes de la máquina, lo que conlleva sus propias limitaciones.
Los límites físicos son el final de la línea. Los límites físicos son las capacidades mecánicas y cognitivas máximas proporcionadas por la resistencia a la tracción de las piezas de la máquina y la velocidad de transmisión de las señales eléctricas. Trascender estos límites solo es posible, si es posible, mediante el uso de fuerzas espirituales que la mayoría de los transhumanistas no creen que existan.