A pesar de que asume una premisa falsa (regeneración celular universal), esta sigue siendo una buena pregunta. Es más bien como la pregunta: “Si fueras a reemplazar gradualmente todas las partes de tu cuerpo por elementos robóticos, ¿en qué punto dejarías de ser humano?” Se profundiza en el tema esencial de la identidad. ¿Qué te hace a ti?
Desde mi perspectiva religiosa (cristianismo), la experiencia humana existe en tres planos: el cuerpo, el alma y el espíritu. El cuerpo es bastante autoexplicativo, aunque es importante distinguir el cerebro orgánico de la matriz única de conexiones sinápticas que forman la mente. El alma se define como tu mente, voluntad y emociones. En las Escrituras, el espíritu se define como el tú esencial, la parte de ti que se comunica con Dios, que es redimida por Dios sobre la “salvación”, y que vive después de la muerte.
Dejando de lado la perspectiva de las Escrituras, permítanme tomar prestado el lenguaje freudiano (aunque no soy freudiano). Compare la vista anterior con Id, Ego y Superego. Se pueden hacer cambios al Superego sin cambiar radicalmente ni el Ego ni el Id. De manera similar, aunque con mayor dificultad, se pueden hacer cambios al Ego sin afectar significativamente al Id. Sin embargo, no hay una manera real de cambiar el Id sin cambiar fundamentalmente tanto el Ego como el Superego, o al menos cómo interactúan entre sí.
Ambas vistas reconocen que hay un ser esencial, independiente de su cuerpo o mente. ¿Una persona ya no es ella misma porque contraen la enfermedad de Alzheimer? Cuando una mujer joven me preguntó: “¿Perdió mi padre su salvación cuando, debido a la enfermedad de Alzheimer, se olvidó de quién era Jesús?” La respuesta a ambos es “no”. En términos psicológicos, una persona puede ser golpeada por daño celular al cerebro, pero siguen siendo esencialmente ellos mismos. En términos religiosos, una persona puede olvidar a Jesús, pero Dios no ha olvidado quiénes son o que decidieron emular a su Hijo.