Quizás en realidad no están viviendo en ningún momento. Cuando están dentro del host, abusan del mecanismo de la célula anfitriona para hacer copias de ellos mismos.
Pero “vivir” supone algunas cualidades, como ser capaz de responder a estímulos, ser capaz de procrear (un virus no puede sin el huésped), crecimiento, etc. Según estos criterios, un virus está más muerto que tu antecesor más viejo. El término correcto es “sin vida”, porque algo no puede estar muerto si nunca vivió para empezar.