La crioterapia consiste en duchas frías y baños de hielo, y los atletas la utilizan con frecuencia para estimular la recuperación muscular. El beneficio de las duchas frías es que reducen la frecuencia cardíaca, aumentan la circulación y reducen la inflamación.
La forma óptima de tomar una ducha después de un ejercicio es en realidad alternar entre una ducha fría y caliente. La mejor manera de tomar una ducha fría es tomarla en cuestión de minutos después de finalizar su sesión de entrenamiento, donde sus músculos están listos para la reparación. Al tomar una ducha fría o un baño de hielo, solo es necesario permanecer sumergido durante unos 30 segundos. Después de la ducha fría, cambia a una ducha de agua caliente, donde nuevamente se queda durante 30 segundos. La ducha de agua caliente hace que sus vasos sanguíneos se dilaten, y la alternancia entre el frío y el calor crea un bombeo de la sangre que ayuda a despejar los músculos de los productos de desecho, lo que ayuda a la recuperación. Puede repetir esta alternancia 5-7 veces, para una recuperación óptima después de un entrenamiento.
