Me diagnosticaron diabetes y se observó que tenía formación de sedimento en la vesícula biliar. Esa primavera, tuve varios episodios de dolor agonizante en mi espalda. Sentí como si tuviera un cuchillo atrapado dentro de mi espalda.
Con cada ataque, mi abdomen y vesícula biliar fueron examinados. En un examen, el doctor notó una sombra en la parte inferior de mi riñón derecho. Un radiólogo introdujo una aguja larga en mi riñón para obtener una muestra de células y descubrió que tenía carcinoma de células renales.
Un urólogo y un cirujano vascular extirparon mi vesícula biliar y ese riñón canceroso. El urólogo dijo que había estado creciendo durante un año.
Los cánceres de riñón generalmente no causan dolor hasta que están muy avanzados. Mi diabetes y los ataques de vesícula biliar que la acompañan terminaron por obtener un diagnóstico más temprano y un tratamiento oportuno.