En primer lugar, quizás más de mil millones de personas tengan agujas aplicadas para vacunas, inyecciones o análisis de sangre cada año sin ningún daño; la única conclusión lógica es que prácticamente no se produce ningún daño.
Luego, determine por qué “odia” las agujas y la sangre. Cualquiera que sea la base de su miedo o ansiedad, es ilógico y, además, contraproducente para su bienestar.
¿Recuerdas cuando no habías probado o hecho algo, pero ahora no puedes vivir sin él? Te preguntas por qué alguna vez has tenido miedo o dudas irracionales. Eso es lo mismo con las agujas.