El alcohol puede arrullar a las personas a un estado infantil. Los comportamientos que han reprimido o aprendido a autocorregirse pueden resurgir.
Tal vez este chico aprendió a controlar su tartamudeo hace años y, después de haber tenido algunos, perdió sus inhibiciones en torno a eso.
Al menos no se convirtió en un luchador, un agresor sexual o un furioso antisemita.