No es cierto con las células “normales”, y definitivamente no es así con las células cancerosas.
A medida que los organismos envejecen, sus células acumulan mutaciones más o menos aleatorias. Cuantas más divisiones atraviesa una célula, más mutaciones capta. Por ejemplo, un artículo muy reciente [1] (se publicó ayer) encontró que las células del intestino delgado, que se dividen muy rápidamente, por lo que estas habían pasado por muchas divisiones celulares, tenían más de 500 mutaciones.
Unos cientos de mutaciones no son muy dispersas aleatoriamente en unos pocos miles de millones de bases en todo el genoma, y como la mayoría del genoma es basura irrelevante, no es probable que causen ningún problema. El número es bajo porque las mutaciones se controlan con mucho cuidado mediante procesos celulares normales. Pero esto cambia en las células cancerosas. El cáncer generalmente se origina en un puñado de mutaciones que se acumulan una por una para empujar a una célula desde su estado normal, gradualmente a un estado cada vez más anormal, y uno de los cambios que es muy común en las células cancerosas es que reducen la cantidad de la detección de mutaciones lo hacen.
Eso significa que las células cancerosas no solo tienen las múltiples mutaciones que realmente están causando el cáncer, sino que hay muchas mutaciones no relacionadas que simplemente se acumulan porque la célula anormal ya no se molesta en controlarlas. Probablemente las células cancerosas tengan miles o decenas de miles de mutaciones [2].
1. La secuenciación del genoma de las células normales revela linajes de desarrollo y procesos mutacionales [Naturaleza. 2014]
2. El inicio y el grado de inestabilidad genómica en la progresión esporádica del tumor colorrectal [Proc Natl Acad Sci US A. 1999].