El tiempo que tardan los componentes de las bacterias muertas en “reciclarse” depende de múltiples factores, el número de otros microorganismos vivos presentes en ese entorno es solo uno de ellos.
Tomemos, por ejemplo, una cultura de caldo. Cuando las bacterias en el caldo han crecido hasta el punto en que se han agotado la mayoría de los nutrientes del caldo, comienzan a morir y, a medida que mueren, se lisan (o se abren) liberando sus componentes intracelulares en el caldo. Estos componentes se reutilizan como nutrientes en otras bacterias supervivientes que los rodean. En este caso, la tasa de “desintegración” puede ser relativamente rápida.
Si una sola bacteria muriera en un ambiente estéril, es probable que los restos de las células permanezcan allí para siempre, a menos que se limpien en un ambiente que contenga otros microorganismos que puedan utilizar esos nutrientes.
