Muchas veces las ganas de comer no se refieren al hambre, sino al aburrimiento, la ansiedad o la procrastinación. Por ejemplo, a menudo parece buscar comida en mi cocina cuando llega el momento de pagar las facturas. Si esto sucede ocasionalmente, generalmente no es un problema, pero algunas personas rutinariamente se encuentran comiendo solo para escapar de la ansiedad u otras emociones no deseadas con tanta frecuencia que toda su relación con la comida se vuelve retorcida y algo adictiva. El grupo de autoayuda OA (Overeaters Anonymous) ayuda a las personas a lidiar con este tipo de alimentación poco saludable.
Por otro lado, mi hija jura que la manera en que reconoce que tiene hambre es porque le duelen un poco las mejillas y cuando está llena, se ponen pesadas. Jura que no es un hámster, pero …