El sistema glifático del cerebro es un sistema de eliminación de desechos que rodea las arterias y venas del cerebro [1]. Está compuesto por un sistema de células astrogliales y sus canales de acuaporina. Aquí hay una imagen para tener una mejor idea:
Los puntos verdes son los canales de aquaporina, que permiten que el fluido intersticial, las proteínas solubles y los productos de desecho se difundan en el flujo venoso, desde donde pueden ser transportados lejos del cerebro.
El sistema es impulsado por la pulsación arterial: una mayor presión del fluido en las arterias impulsa el flujo de líquido hacia un gradiente de presión a través de los canales astrogliales y hacia la circulación venosa. También se llama flujo convectivo a granel.
Según nuestra comprensión actual, el sistema glifático elimina los desechos durante el sueño y transporta los lípidos por todo el cerebro [2] [3]. Los investigadores lo llamaron el sistema glifático porque está compuesto de células gliales e imita el sistema linfático periférico, que también regula el desplazamiento del líquido intersticial y transporta los lípidos.
El sistema glifático es una red de canales perivasculares en las células astrogliales, mientras que los vasos linfáticos periféricos son como los vasos estándar: tienen una capa de células endoteliales, músculos lisos y válvulas.
¿Los humanos están hechos de carne roja o carne blanca?
Lo que es fascinante es que en 2014, dos equipos de investigación (Louveau y cols. En Nature y Aspelund et al.) Publicaron resultados reveladores de vasos linfáticos convencionales ocultos que viajaban junto a las arterias meníngeas del SNC, lo que presionó para una reevaluación completa de nuestra comprensión actual de la neuroanatomía y neuroinmunología.
Estos recién descubiertos vasos linfáticos meníngeos están conectados a los ganglios linfáticos cervicales profundos y expresan características distintivas de las células endoteliales linfáticas periféricas, pero carecen de tejido muscular liso. Es esta esquiva red linfática meníngea que podría ser el vínculo de conexión entre los sistemas linfático y glifático periféricos. Este hallazgo marca un avance hacia la comprensión de enfermedades como el Alzheimer, la esclerosis múltiple y la ELA, donde la respuesta inmune desempeña un papel en el trastorno cerebral.