Suponiendo que la premisa sea cierta, los niños podrían tener una menor tolerancia al dolor porque:
- tienen menos estrategias de afrontamiento, que los adultos han adquirido de la experiencia.
- no pueden comunicar el dolor verbalmente, lo que hace que reaccionen ante estímulos levemente dolorosos a través del llanto, los gritos, las golpizas, etc.
- la menor tolerancia al dolor en los niños tiene una ventaja de supervivencia, ya que responderán más rápidamente al peligro.
- tienen una diferencia fisiológica real entre ellos y los adultos, incluidas las diferencias cerebrales, que afectan la percepción del dolor.
- Temen más el dolor, lo que resulta en una menor tolerancia.