Tradicionalmente, cuando uno piensa en drogas alucinógenas como el LSD o ‘Magic Mushrooms’ vienen a la mente, pero la verdad es que hay algo más. Algo presente naturalmente en la mayoría de la materia viva que tiene la capacidad de romper todos los lazos del mundo físico y conectarnos a una conciencia más elevada, casi mística: se llama DMT (N, N-dimetiltriptamina). Hay una cantidad significativa de esto en ciertas plantas, pero lo que muchos no se dan cuenta, sin embargo, es que el DMT está presente en todos nosotros, en nuestro cerebro.
En su novela, DMT: The Spirit Molecule, el Dr. Rick Strassman formuló la hipótesis de que la DMT se sintetiza en la glándula pineal de nuestro cerebro. La glándula pineal es una glándula que a menudo se conoce como nuestro “tercer ojo” y conlleva una gran importancia espiritual para muchas culturas. Strassman mencionó que esta glándula se vuelve visible alrededor del día 49 del desarrollo fetal, que es al mismo tiempo que se puede determinar el sexo del feto. Curiosamente, de acuerdo con el Libro tibetano de los muertos, es el mismo tiempo que le toma al alma de alguien recientemente muerto “reencarnar”.