Envejecer tiene sus desafíos (escribí una respuesta sobre ellos) pero los beneficios superan con creces las desventajas.
1. Probablemente lo mejor es que soy mucho más capaz de manejar mis emociones y mis reacciones, lo que reduce el drama, permite una interacción más fluida con las personas y da como resultado mejores opciones. Sé cómo esperar a que pase la ira y la ansiedad. Sé que solo porque siento de cierta manera hoy no significa que me sienta así mañana.
2. Sé cuáles son mis puntos fuertes y mis preferencias, lo que significa que paso más tiempo haciendo cosas que disfruto, y casi sin hacer nada que otras personas piensan que me gustaría o debería hacer.
3. Sé muchas cosas. No puedo ser engañado muy fácilmente. Tengo más información sobre las circunstancias y situaciones que desconciertan o confunden a las personas más jóvenes.
4. Las personas tienden a confiar más en las personas mayores y les brindan el beneficio de la duda. Los médicos, los empleados de las tiendas, los policías y los funcionarios aceptan lo que digo sin el “sí, claro” que a veces obtengo como persona más joven.
5. Tengo una historia más larga con mis amigos, familiares y compañeros de trabajo, lo que significa que mis relaciones tienen más profundidad que las que tenía cuando era más joven. Cuando ha pasado por docenas de grandes crisis con personas, agrega una capa de comprensión y respeto a las interacciones. Y he descartado a las personas que constantemente actúan mal, así que, aunque tengo menos amigos, los que tengo son muy valiosos para mí.
6. En general, tengo más sentido común y más compasión. No juzgo casi tan rápido. Creo que soy una mejor persona que cuando era más joven.