La respuesta corta es no.
Los primeros experimentos con transfusión de sangre fueron entre animales (ovejas, terneros y perros) y humanos, por lo que en realidad se ha intentado.
La razón es porque la sangre animal, ya sea de un perro, cordero o ternero, contiene proteínas totalmente incompatibles con las de la sangre humana. Por lo tanto, el sistema inmunitario humano destruye rápidamente los glóbulos rojos transfundidos del animal, por lo que el paciente no recibe ningún beneficio de la transfusión. En lugar de eso, el paciente se enferma con sudoración y náuseas, aparecen síntomas de anafilaxia (aumento de la temperatura y del pulso) y la hemoglobina aparece en la orina, que se decolora y produce insuficiencia renal. Y si se transfunde un volumen lo suficientemente grande o la transfusión se repite, puede ser fatal.