Solo por una mordaza, y completamente vestida, lo intenté. No soy gimnasta y ni siquiera hago ejercicio. Pero soy muy delgado, naturalmente flexible y, humildemente, colgado. Yo tampoco tengo estómago.
Para resumir, me senté en una silla (las que no tienen apoyabrazos). Puse ambas palmas de las manos debajo de los muslos para apoyarme en los lugares correctos y luego me incliné. Solo fui tan lejos como para asegurarme a mí mismo y cierto – ejem – mirones que podría hacer esto sin demasiado esfuerzo (sin hacerlo, eso es).
En realidad, nunca lo hice, incluso por curiosidad. De alguna manera toda la idea me saca de quicio. Sin embargo, no está mal si te atrae y lo haces.