No hay un retrato típico de un biólogo. Conozco a un tipo que es solo un biólogo porque cree que las ardillas son increíbles. Soy biólogo porque lo único que soy bueno es diseccionar y categorizar cosas, y me da un viaje egoísta al explicar cosas a otras personas. Hay otro tipo que se convirtió en genetista porque jugó Metal Gear Solid y se enamoró de Naomi, y pensó que todas las biólogas femeninas son como ella (hay una sorprendente cantidad de personas en la ciencia que solo están allí para buscar un cónyuge).
Ni siquiera la “curiosidad” es un rasgo que nos une a todos: conozco demasiados biólogos que solo están en el campo para obtener un título y un trabajo. Hay quienes nos encanta pasar todo el día en el campo, y hay otros que nunca dejan el laboratorio, y otros que ni siquiera les gustan los organismos y construyen modelos matemáticos en su lugar.
Algunos se convierten en biólogos porque fueron inspirados por Attenborough, otros quieren curar alguna enfermedad y otros simplemente son hedonistas y lo hacen para satisfacer su curiosidad.
El punto es que no hay absolutamente ninguna generalización que se pueda hacer.
