La cocaína es un afrodisíaco bien conocido que puede aumentar significativamente el deseo sexual y la excitación al actuar sobre el sistema dopaminérgico. También es particularmente estresante para el sistema cardiovascular, por lo que está implicado en ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares. Estas dos cosas juntas pueden afectar negativamente el rendimiento sexual a un ritmo creciente a lo largo del tiempo. Aunque la cocaína puede provocar una excitación sexual más al principio, interfiere con la señalización de la dopamina de tal manera que la progresión natural hacia el clímax se ve comprometida. Estos efectos empeoran con el tiempo. Parte de esto se debe directamente a los efectos farmacológicos, pero también hay un componente psicógeno que proviene del abuso de cocaína, que se trataría con terapia.
Contexto social y efectos percibidos de las drogas sobre el comportamiento sexual entre las personas que usan heroína y cocaína.
