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En primer lugar, las percepciones sensoriales se vuelven especialmente brillantes e intensas. Aspectos del medio ambiente normalmente inadvertidos capturan la atención; los objetos ordinarios se ven como si fueran la primera vez y adquieren nuevas profundidades de significado. Las respuestas estéticas se acentúan mucho: los colores parecen más intensos, las texturas más ricas, los contornos afilados, la música más emocionalmente profunda, los arreglos espaciales de los objetos más significativos. Las personas pueden sentir una mayor conciencia de sus cuerpos o sentir cambios en la apariencia y sensación de las partes del cuerpo. La percepción de profundidad a menudo se intensifica y la perspectiva se distorsiona; los objetos inanimados adquieren expresiones, y la sinestesia (oír colores, ver sonidos, etc.) es común. Puede parecer que el tiempo se ralentiza enormemente a medida que más y más eventos pasajeros reclaman la atención, o puede detenerse por completo, dando lugar a un presente eterno. Cuando los ojos están cerrados, aparecen imágenes fantásticamente vívidas: primeras formas geométricas y luego paisajes, edificios, seres animados y objetos simbólicos. Los efectos emocionales son aún más profundos que los perceptivos. El tomador de drogas se vuelve inusualmente sensible a las caras, los gestos y los pequeños cambios en el entorno. Como todo en el campo de la conciencia asume una importancia inusual, los sentimientos se magnifican; el amor, la gratitud, la alegría, la simpatía, la lujuria, la ira, el dolor, el terror, la desesperación o la soledad pueden ser abrumadores, o dos sentimientos aparentemente incompatibles pueden experimentarse a la vez. Es posible sentir una apertura inusual y cercanía a los demás o una distancia exagerada que los hace parecer marionetas o robots grotescos. Las sensaciones y sentimientos extraordinarios pueden generar miedo a perder el control, la paranoia y el pánico, o pueden provocar euforia y dicha. La memoria a corto plazo generalmente se deteriora, pero los incidentes olvidados del pasado remoto pueden liberarse del inconsciente y revivirse. La reflexión introspectiva con un sentido profundo, a veces doloroso, de una percepción de uno mismo o de la naturaleza de la humanidad y el universo es común; a menudo la experiencia parece de alguna manera más real o más esencial que la vida cotidiana. También hay cambios profundos en el sentido del yo: el ego puede separarse del cuerpo (disociación) o el límite entre el yo y el entorno puede disolverse. En niveles más profundos, los usuarios de drogas pueden retroceder a la infancia mientras reviven sus recuerdos, o pueden proyectarse en la serie de imágenes oníricas ante sus párpados cerrados y convertirse en los protagonistas de dramas simbólicos representados por la mente. Las acciones, las personas y las imágenes en este mundo onírico o incluso en el mundo externo pueden volverse tan intensamente significativas y metafóricamente representativas que adquieren el carácter de símbolos, mitos y alegorías. La pérdida de uno mismo puede experimentarse como una muerte real y renacimiento, experimentado con angustia y alegría de intensidad abrumadora. En algunos casos, la culminación es un éxtasis místico en el que por un momento eterno todas las contradicciones parecen reconciliadas, todas las preguntas respondidas, todas las necesidades irrelevantes o satisfechas, toda existencia abarcada por una experiencia que se siente que define la realidad última, ilimitada, intemporal y inefable. Algunos de estos efectos son más comunes que otros, pero no se garantiza que ocurran. Muchos usuarios recreativos probablemente nunca hayan experimentado los efectos más profundos y extraordinarios, que generalmente se producen con dosis más grandes, ojos cerrados e introspección profunda. En cualquier dosis, mucho depende del tiempo, el lugar y las personas involucradas. Cada experiencia con drogas es un viaje único de exploración en la mente.
Fuente: droga psicodélica
Desde la fuente, puedes encontrar cómo las diferentes clases “funcionan” dentro del cerebro.
Tenga en cuenta que no hay absolutamente ninguna evidencia de que los compuestos psicodélicos estén “vivos” en sí mismos, ni que “hablen” ni proporcionen pruebas objetivas de un dios.
