Esto depende en gran medida de si el brote inicial se contiene con éxito o no. Actualmente, se reconoce que el período de incubación oscila entre 2 y 21 días, lo que es francamente un rango muy amplio. Así que pongamos dos casos, uno para la contención exitosa y otro para el fracaso.
Hong Kong tiene un sistema médico muy fuerte en su lugar. Los costos son bajos, el acceso es alto y la ciudad tiene experiencia con otras enfermedades de naturaleza pandémica como el brote de SARS. En ese caso, a pesar de su naturaleza extremadamente contagiosa, la respuesta de Hong Kong a los ROS fue rápida y bien controlada. Por lo tanto, si un pasajero en un avión o embarcación es identificado como un riesgo de Ébola, Hong Kong estaría relativamente seguro.
Por otro lado, si una persona infectada vino a Hong Kong, durante el verano, cuando cantidades mucho mayores de fluidos corporales son expulsadas por el sudor, entonces Hong Kong enfrentará un gran desastre. En cuanto a cuán grande será este desastre, ningún modelo de computadora será realmente preciso. Simplemente hay demasiadas superficies que se comparten entre los habitantes de Hong Kong, especialmente con el transporte público.
Imagine un turista infectado con Ébola, con una incubación larga de, digamos, el máximo de 3 semanas. En ese momento, si dicho turista sale todos los días, la escala de personas que podría necesitar ser puesta en cuarentena ya será de cientos de miles.
