No hay ningún tabú religioso sobre consumir sangre en el cristianismo, pero dependiendo de la cultura específica del cristiano en cuestión, puede haber evitación social.
En general, los estadounidenses no consumen sangre. Los europeos y los latinoamericanos (entre otros) lo hacen frecuentemente, por lo general en alguna forma de salchicha.
Además, como han señalado otros, esa “sustancia roja” en las carnes cocinadas de forma extraña no es sangre. Es mioglobina.