¿Alguna vez en tu vida sentiste tanto dolor que solo pudiste escuchar la música de Beethoven para superarla? ¿Cómo es esa experiencia?

Para mí, nunca fue realmente dolor sino frustración. De lidiar con el comportamiento irracional de las personas. De ser dependiente de mi familia cuando anhelo la independencia y la posibilidad de vivir en soledad. Desde el cinismo y la apatía constantes hasta la mayoría de las cosas. Y de tener aspiraciones cuyas posibilidades de lograr están más allá de mis posibilidades.

Pero la música de Beethoven remedia esto. La sonata apassionata y la sonata hammerklavier son grandes escapadas de lo que considero una existencia banal. La música de Beethoven también es muy catártica. Mi ejemplo favorito personal es Gloria de Missa Solemnis. El Grosse Fuge desafía a la mente que distrae la mente de todo lo demás.

Y luego está el excelente String Quartet no. 14. Beethoven estaba familiarizado con la melancolía. El tipo de tristeza con la que solo tienes que vivir. Beethoven convirtió esa tristeza en una de las piezas más bellas jamás escritas. Lo he escuchado repetir durante meses. Solo me detuve porque estaba de vacaciones con mi familia y no les gusta cuando tengo audífonos para bloquearlos. Si pudiera pasar toda mi vida simplemente comiendo, durmiendo y escuchando ese cuarteto de cuerdas en repetición, lo haría. Nada me haría más feliz.

Lo he experimentado, pero en lugar de Beethoven, estaba en Rachmaninov 🙂
Estaba obsesionado con el preludio en goll, op. 25 no. 5

La “Appassionata” de Beethoven ha sido a menudo mi refugio y fuente de catharthis emocionales. Lo he escuchado a veces cuando he estado extremadamente triste, o enojado y frustrado. Comienza juguetón y tentativo, luego explota un arpegio y sé que él es un hombre de negocios. Se mete sigilosamente en una figura rítmica repetida tomada de su “Quinta sinfonía” (dit-dit-dit dah) y luego introduce un tema que lleva a una tormenta de gran profundidad y poder endulzado por respiros de luz clara solo para ser barrido de nuevo en justa ira.

Siento que me limpio de las emociones negativas al escuchar esta sonata. Me permite experimentar una gama de sentimientos sin actuar ninguno de ellos. Habiendo regurgitado mis penas y preocupaciones, la gran ola de triunfo expresada al final de la obra me deja con una sensación de exaltación, listo para enfrentar el mundo.