A los soldados alemanes se les suministró anfetamina “ordinaria”, solo en parte para mantenerse despiertos y concentrados, pero principalmente por el efecto simpaticomimético. Se sentían “felices”, “de excelente humor”, estaban ansiosos por actuar, su principal preocupación era hacer su tarea lo más eficazmente posible, olvidando todo lo que podía distraerlos y dándoles una sensación de alegría y heroísmo cuando triunfaban. .
Su percepción de riesgo disminuyó y ‘hicieron un extra de milla’.
Los guardias del campamento no fueron elegidos al azar. Sus superiores conocían a sus soldados mejor de lo que pensábamos. Cuando notaron una tendencia a la crueldad, la agresión, la violencia al azar, tenían una mejor oportunidad de ser elegidos como guardias del campo que almas más suaves.
Los nazis también sabían que en todos los humanos hay sadismo, crueldad, ira y que hay formas de acostumbrarlos y presión grupal que eventualmente los haría cruzar la línea que nunca cruzarían en circunstancias normales. No era necesario darles estimulantes de forma regular para mejorar su crueldad. (Todos, o) la mayoría de los seres humanos tiene esa tendencia a la violencia y el sadismo indescriptible en él y hay suficientes procesos psicológicos para actuar en consecuencia.
También los guardias fueron evaluados y se les dio otra tarea si realmente no estaban a la altura de la guardia de campamento.
