No hay una fórmula secreta para una buena comunicación. Las cosas básicas son obvias. Escucha al paciente Realice las investigaciones que el paciente ya ha realizado. Examine al paciente cuidadosamente. Si el diagnóstico es obvio por ahora, analice el diagnóstico, las opciones de tratamiento y el pronóstico probable. Eso es todo lo que quieren. Si el diagnóstico no es claro, dígales lo que está pensando y qué pruebas adicionales desea hacer para descubrir qué está sucediendo.
Es cuando los médicos actúan como si les faltara tiempo, hacen que los pacientes esperen mucho tiempo antes de verlos, no le explican las cosas al paciente ni le dan una explicación demasiado larga y detallada, no les haga la cortesía de leer las notas de médicos anteriores e investigaciones previas que las comunicaciones comienzan a descomponerse.
Como cirujano, siempre explico al paciente qué operación estoy planeando, cualquier opción de tratamiento alternativa, qué sucedería en caso de que no se realice la cirugía, las complicaciones comunes y las posibilidades de mortalidad con esa operación, cuántas de esas operaciones que hacemos en nuestra unidad y nuestros resultados.
Para una operación, lo que el paciente desea saber es:
- ¿Cuánto dura la operación?
- ¿Cuánto dolor habrá?
- ¿Cuánto tiempo estaré en la UCI?
- ¿Cuánto tiempo tendré que permanecer en el hospital?
- ¿Cuándo puedo volver al trabajo?
- ¿Cuánto costará todo esto?
- ¿Cuáles son las posibilidades de que el cáncer se cure?
- ¿Necesitaré radioterapia o quimioterapia después de la cirugía?
No le interesa lo difícil que es separar la cabeza del páncreas de la vena mesentérica superior.