Los únicos inconvenientes son que puede doler tener una inyección.
Los aspectos positivos (no contraer sarampión, paperas o rubéola) son mucho mejores que los negativos, no hay razón para no vacunar a menos que esté feliz de saber que está matando gente. Si intencionalmente no está vacunando a sus hijos sin una exención médica válida, está poniendo en riesgo a las personas y merece ser enjuiciado por negligencia.