Las vacunas antigripales cambian todos los años debido a la rápida evolución de las cepas de gripe. Para el método más común, se analizan algunas de las cepas más prevalentes cada año, y se estudian los epítopos (partes moleculares únicas expresadas en la envoltura del virus) para ver cuáles producen la respuesta inmune más fuerte en los humanos. Estos epítopes se preparan juntos en una vacuna para la administración a un huésped humano. Por sí mismos, estos epítopes no pueden causar infección y, por lo tanto, son inofensivos.
Otros métodos incluyen dar una versión debilitada de la cepa más prevalente en una temporada, pero creo que esto es menos común (porque normalmente hay muchas cepas en una temporada determinada).
