En mi experiencia personal, los distribuidores que he conocido generalmente solo han sido violentos por una de dos razones.
- Alguien los pisoteó.
- Alguien se los ha robado.
El tráfico de drogas es una industria ilegal y, como tal, no existe una reparación legal que pueda buscarse por violaciones a la “ley” de la cultura. Siendo este el caso, los distribuidores ocasionalmente tienen que darle una bofetada a alguien para mantener el orden y para que la gente no se aproveche. Sin embargo, en general se refrenan, ya que la violencia innecesaria atrae la atención no deseada. Es un caso donde el miedo a las represalias es más efectivo que las represalias mismas.
La excepción a lo anterior, una vez más en mi propia experiencia personal, son los distribuidores que marchan en otras actividades ilegales. Ya están asumiendo un mayor riesgo, por lo que ser violentos y violentos no es nada para ellos. Especialmente si les gana un poco más y aterroriza a las personas para que cumplan. Este tipo de comerciantes tienden a ser sociópatas, o, al menos, tan insensibles a su forma de vida como para no hacer diferencia. Y algunos de ellos parecen dejar de lastimar a la gente.