La falta de sueño puede ponerlo en riesgo de enfermedades del corazón debido al hecho de que afecta el metabolismo de la glucosa y la regulación de su presión arterial, así como de otros procesos.
Menos sueño causa resistencia a la insulina y, por lo tanto, aumenta el riesgo de diabetes tipo 2 que tiene un impacto negativo en el sistema cardiovascular.
Cuando dormimos, nuestro cuerpo descansa y nuestra presión arterial y frecuencia cardíaca disminuyen durante un período prolongado de tiempo. Cuanto menos durmamos, mayor es la tensión que ponemos en nuestro corazón, obligándolo a trabajar a un ritmo mayor durante períodos de tiempo más largos.
Por lo tanto, la privación constante del sueño puede provocar una presión arterial más alta y problemas cardiovasculares que pueden provocar síntomas como: fatiga, dolor en el pecho o presión en el pecho, dificultad para respirar, mareos.