El plasma se usa para varios propósitos, pero el más importante es proporcionar factores de coagulación a los pacientes que están sangrando.
En pequeñas hemorragias puede compensar agregando portadores de oxígeno, es decir, glóbulos rojos, y esto generalmente será suficiente para salvar al paciente si ya está controlando las hemorragias.
Si el paciente sigue sangrando, no puede verter más eritrocitos, o el paciente simplemente sangrará más a medida que la presión arterial suba debido a las transfusiones. Si no puede controlar el sangrado, también deberá agregar plaquetas y factores de coagulación para que la sangre se coagule adecuadamente además de reemplazar los portadores de oxígeno necesarios para garantizar la supervivencia de los órganos vitales. En esos casos, básicamente se administra una combinación de concentrado de eritrocitos, concentrado de trombocitos y plasma fresco congelado.
