El mismo acto de oler requiere inhalación.
Así que así es como funciona. Inhala una bocanada de aire que contiene moléculas u olores “malolientes”. Estos odorantes entran en contacto con sus receptores olfatorios y, a través de algún mecanismo complejo, su cerebro puede detectar un olor particular (si existe).
En pocas palabras, no puedes oler nada al exhalar por la misma razón por la que no puedes ver nada en la oscuridad total.