Técnicamente inhalamos todo tipo de olores. Ya sea bueno, malo, limpio o sucio, lo inhalamos.
Es nuestro cerebro el que diferencia los olores sucios y agradables.
Entonces, si notamos algo bueno como un lecho de flores, tendemos a oler a través de nuestras fosas nasales. Sin embargo, cuando pasamos por una letrina sucia, tendemos a taparnos la nariz y la boca porque “nosotros” hemos clasificado eso como un olor sucio y nuestro cerebro nos lo ha ordenado.
¡Recuerda que todo está en el cerebro!
¡¡¡Paz!!!