El oxígeno es importante para cada célula de tu cuerpo. Sin él, sus células no pueden generar energía y su metabolismo es menos efectivo. Se pasa de ser una máquina de fabricación de energía altamente eficiente a ser 16 veces menos eficiente y generar una gran cantidad de ácido láctico (que es lo que se acumula en los músculos y le produce dolor). Sin suficiente oxígeno, trabajamos de manera menos eficiente.
Nuestros cuerpos procesan tres cosas: comida, líquido y oxígeno. Y si bien podemos disfrutar más la comida y el líquido, es el oxígeno el que realmente proporciona el combustible que corre nuestro cuerpo. El oxígeno, a través de un proceso llamado oxidación, transforma químicamente los alimentos y los líquidos en energía. Es este “fuego de oxígeno” que contrae nuestros músculos, repara nuestras células, alimenta nuestros cerebros e incluso calma nuestros nervios. No solo eso, sino que la respiración es la principal herramienta de limpieza de nuestro cuerpo.
Todos los días, nuestro cuerpo quema unas setecientas mil millones de células viejas. Estas viejas células son tóxicas y deben eliminarse de nuestro sistema. Este es un proceso normal y natural del cuerpo y nada de qué preocuparse a menos que por alguna razón este material de desecho tóxico no se elimine a la misma velocidad que se produce. Mientras respiramos correctamente y recibamos suficiente oxígeno, hay suficiente energía y los desechos se eliminan fácilmente. El problema surge cuando no tomamos suficiente oxígeno. Verá, el cuerpo puede almacenar alimentos y líquidos, pero no puede almacenar oxígeno. Cada minuto que estamos vivos, debemos proporcionar continuamente a nuestras células una corriente de oxígeno fresco.
