Las células de las criaturas modernas han pasado por eones de evolución; no son representativos de las formas de vida primarias. Su complejidad no es relevante para el tema de la abiogénesis.
Una forma primitiva de vida se desvanecería rápidamente por la más mínima competencia con el organismo moderno más cercano; además, esa forma puede no ser viable en el entorno moderno, que la vida misma ha producido (una atmósfera rica en oxígeno, etc.). Para recuperar alguna imagen de las formas primordiales, debemos mirar las formas preliminares de la nanotecnología autorreplicante: micelas poliméricas, liposomas, origami con ADN y ARN, el monstruo de Spiegelman, etc.