¿Por qué el cerebro humano ama encontrar patrones o correlacionar con hallazgos más antiguos?

Imagina un nuevo humano. Simplemente tropezó con un control remoto de TV. Se vuelve a subir. Se vuelve a disparar sobre el control remoto del televisor. Continúa. Una vez más, se dispara.

No está reconociendo el patrón. Y no está actualizando su comportamiento.

Este es el ejemplo más simple, pero puede extenderse a la emoción, la interacción, el trabajo y el aprendizaje.

No solo nos gusta reconocer patrones. Necesitamos reconocer patrones para sobrevivir. Cuanto más complejos sean los patrones que podamos reconocer, mejor podremos realizar. Nuestro amor es un subproducto lógico, no un capricho al azar.

Tome el aprendizaje automático. Ahora podemos reconocer patrones que habrían tardado muchos años en descubrirse porque hay demasiados datos bajo el microscopio. También podríamos evolucionar para gustar el aprendizaje automático, y eso satisfaría nuestro objetivo de tener un mejor desempeño mediante el reconocimiento de patrones. Y a algunas personas les gusta el aprendizaje automático.

En pocas palabras: sin reconocer los patrones para actualizar nuestro comportamiento, estamos incompletos. Seguiremos tropezando.

__

Sígueme por cosas inteligentes.