Cuando estoy cansado o dolorido, aprieto la mandíbula involuntariamente. Cuando me doy cuenta de que trabajo para relajar la mandíbula. Podría intentar mantener la boca bien abierta y abrirla un poco, hasta que sienta que los músculos se relajan.
También he entrenado a mi cuerpo para que se relaje al tocarlo. Es decir, donde sea que esté tenso, coloco mi dedo firmemente sobre el músculo y le digo que se relaje … Es extraño, lo sé, pero funciona 😉
Las técnicas de relajación también ayudan, especialmente al relajar los discos con los que dormir, ya que mi mandíbula se relaja y se queda así mientras duermo.