Mi historia favorita y verdadera era sobre un patólogo forense que, por alguna extraña razón, fue enviado como médico a un puesto de socorro en la guerra de Iraq. Llegó un Marine con una grave lesión en la cabeza y, conociendo los signos, realizó una trepanación para aliviar la presión sobre el cerebro que, de lo contrario, mataría al paciente. Luego volvió a llamar para pedirle que evacuara al paciente y un neurocirujano lo examinó después de la evacuación segura del paciente para realizar un procedimiento para el que no estaba entrenado. Su interacción continuó:
Patólogo: ¿el paciente sobrevivió?
Neurocirujano: sí
Patólogo: tengo licencia para hacer medicina y cirugía. ¡Puedo hacer cualquier cosa una vez!
Neurocirujano: … (silencio)