El tronco encefálico, ubicado en la parte superior de la columna vertebral, controla los sistemas autónomos como la frecuencia cardíaca, la respiración, la presión arterial y el estado de alerta. El corazón y el cerebro constantemente se envían señales entre sí, con más en realidad yendo del corazón al cerebro que al revés. Cuando estamos estresados, el cerebro puede hacer que los patrones de latidos del corazón sean erráticos, pero esto a su vez suprime las funciones cognitivas superiores, lo que nos hace actuar más impulsivamente. Entonces, las señales del corazón en realidad amplifican o exacerban el cerebro en este caso.
Por el contrario, cuando el cerebro no percibe ninguna amenaza, la frecuencia cardíaca es constante y constante. Este ritmo mejora la función cognitiva y promueve la estabilidad emocional. ¡Resulta que lo viejo vio que el corazón es el asiento de las emociones es cierto!